Desde pequeño ya sabía lo que iba a pasar con Lucas, la pócima que le dio el médico de familia, para las ganas de comer, pues era un niño que comía menos que un delfín en un garaje, le iba atraer problemas o no.
Lucas nació en un pequeño pueblo de Guadalajara, no la de España, sino la de América. Era una familia humilde, su padre era esquilador, que es una profesión sobre el pelado de ovejas, y este problema le vino muy bien, pues con Lucas se hizo de oro, bueno más tarde os la cuento la historia, como iba diciendo la familia de Lucas vivía en un pueblo pequeño tenía una granja con unas doscientas de ovejas, eran siete hermanos, más su padre y su madre, de vez en cuando, llega su tío Pancracio con su tía, él era el último de sus hermanos, el más pequeño.
Como iba diciendo Lucas era un niño menudo y no comía nada, su madre un buen día, harta de que no comiera nada, decidió llevarlo al médico de la ciudad, un especialista en tratar a niños que no comía. Lucas con su madre llegó a la consulta después de varias horas de autobús.
El médico, el doctor BataBlanc, nada más mirarlo le dijo que ya sabía el diagnóstico, su hijo necesitaba unas inyecciones para que le entrará ganas de comer y para que se pusiera alto y fuerte.
Le hizo analíticas de sangre, orina, lo miraban por todos los lados, radiografías, ecografías, un estudio que duró cerca de cuatro horas.
El doctor BataBlanc, señora le dijo a la madre, le voy a recetar esta fórmula magistral y cuando pase unos seis meses tiene que pasar por mi consulta y veremos como el niño ha engordado, estará más fuerte y alto.
La madre, una señora muy amable preocupada por la salud de su hijo, no lo dudó, nada más salir de la consulta del doctor BataBlanc, se dirigió a una farmacia y le hicieron la fórmula.
Al llegar a casa después de otras cuatro horas en el autobús, empezó a darle la medicina, a Lucas no le gustaba, sabía a cartón, así durante tres meses. Es verdad que Lucas empezó a comer, y a ponerse fuerte, e incluso creció en eso tres meses unos diez centímetros, la verdad es que la madre ni se lo creía, solamente había un problemilla, que después se transformó en un problemón y después en una bendición.
Este problemilla empezó a los dos meses del tratamiento, Lucas notaba que le crecía bastante el pelo de su cabeza, lo que al mes sería una cosa normal ir a la peluquería ahora cada dos semanas, así al cuarto mes, el corte de pelo era semanal. Su madre empezó asustarse, no era normal que al niño cada dos días le tenía que mandar a la peluquería. Lo llevaron al médico y no le vieron nada extraño, todo iba bien.
Después de los seis meses y pasada la revisión, los pelos de Lucas eran una bola enorme, todos los días tenía que cortárselos y así llegó el verano, el padre que come he dicho antes era esquilador, llamó a Lucas y le dijo que se sentará en la silla que estaba en el cuarto de las herramientas, Lucas se sentó obediente y alli fue el padre con la maquina de cortar pelos, lo había estado pensando durante muchos días, si este pelo tan sedoso y fuerte de Lucas se pudiera vender, pensaba el padre y sin pensarlo empezó cortar el pelo, sacó cerca de 20kg.
Contento con el corte, lo metió en un saco y lo llevo a una tienda donde vendían y compraban pelos, para hacer pelucas, para muñecas... le dieron unos ochenta euros. El padre contento se fue para su mujer y le dio un fuerte abrazo, mamá tenemos dinero, nos vamos hacer ricos, la madre con cara de asombro le dijo que si estaba loco, en esos momentos en la habitación, el padre casi se cae, la madre no entiende lo que ocurre. ¡A Lucas le ha crecido otra vez los pelos!
Para la madre es una desgracia, para el padre veía en Lucas una forma de ganarse la vida, el padre al explicarle a la madre toda la situación, lo entendió.
Y así es como empezó a ser esta familia, unas de las más ricas del país, Lucas iba al colegio, pero antes se paraba por la peluquería de su padre, le hacía el corte de pelos, así hasta dos veces por día.
Cuando los padres dejaron el negocio, Lucas siguió con él, junto su hermana y así continuará hasta que se quede calvo. Que creemos que no ocurrirá nunca.
Los calvos les quieren.
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