Generalmente, solemos expresarnos de
forma espontánea. A veces, utilizamos determinadas palabras y
expresiones solo ante personas de confianza. Esos términos se
denominan coloquialismos. Por ejemplo: La
función ha estado guay. Los coloquialismos no deben usarse en
situaciones formales.
No hay que confundir los coloquialismos
con los vulgarismos. Los vulgarismos son palabras o
expresiones que no deben utilizarse nunca porque son incorrectas. Por
ejemplo, cocreta (por croqueta). También son propios del lenguaje
vulgar algunos errores como utilizar el artículo delante del nombre
propio. Por ejemplo: Se lo dije a la Paula (por se lo dije a Paula).
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